El término Noosfera tiene su
etimología en el griego “noos” que significa “inteligencia” y esfera.
Su significado sería “esfera o campo de inteligencia”, atribuido al
campo de transmisión de señales que utiliza la Tierra para
intercomunicar todos sus sistemas.
James Lovelock lanzaba al
mundo la “Teoría de Gaia” en la que alertaba a los biólogos que el
planeta Tierra realizaba todas las funciones que realiza un ser vivo,
un organismo, con la excepción de la reproducción, por lo que podría
considerarse al planeta como a un ser viviente. En la época en que
Lovelock lanzaba esta teoría, la comunidad científica no tenía en
cuenta su visión porque violaría las leyes de la biología (aunque
muchas especies lo hacen), pero Lyn Margulis, una bióloga Premio
Nacional de La Ciencia de Estados Unidos, le apoyó oficialmente
coincidiendo con sus ideas.
La Noosfera vendría a
representar la “mente” o el campo no local de transmisión de
información, como una de las etapas evolutivas de la Tierra. En sus
inicios, nuestro planeta era solo una roca incandescente golpeada por
miles de meteoritos y asteroides, arrasada periódicamente por el plasma
solar. Pero con los años, fue desarrollando distintas capas de
autorregulación con el medioambiente espacial como la magnetosfera que
en la actualidad nos protege de los rayos cósmicos peligrosos, y de
meteoritos y asteroides.
Para el cosmólogo ruso Vladimir
Verdnasky (1863/1945) primero se desarrolló la geosfera. Llamamos así a
la capa de unos 6400 kilómetros, que se extiende desde la superficie
(corteza) hasta el núcleo terrestre. En la superficie apareció la vida
(biosfera) y toda esa complejidad evolutiva de nuestro planeta
necesitaría una conciencia o inteligencia para procesar los estímulos y
señales, algo que casi en la misma época el jesuita Teilhard de
Chardin, llamaría Noosfera.
Verdnasky visualizaba que en la
biosfera (todo lo vivo en el planeta), el ser humano realizaría una
alquimia con los elementos, propiciando una gran transformación en la
biosfera, que daría paso a la Noosfera a través de la interacción
humana con los elementos de la Tierra, una alquimia que ayudaría a
evolucionar un sistema de inteligencia cuyo paso anterior sería la
transmutación de los elementos mediante la energía nuclear.
La masa crítica.
Para
los seguidores de la Teoría de Gaia, ese paso anterior no es la energía
nuclear, sino la tecnosfera, las grandes redes de intercomunicación que
en los últimos años se han disparado en su desarrollo como Internet,
redes satelitales y de telefonía.
Es curioso observar que
uno de los métodos que tiene la naturaleza para ayudar a los seres
vivos a evolucionar es el fenómeno de la masa crítica. Cuando una
especie aprende algo que puede serle útil para su supervivencia, y un
gran número de individuos de la especie ya aprendió a hacerlo, de
manera sincrónica y en menos de un segundo, toda la especie lo aprende,
no importa en qué lugar del planeta se encuentre. Lo que nos daría
lugar a especular en que todas estas redes de comunicación que hemos
creado los humanos (la tecnosfera) podría ser un paso necesario para
sincronizarnos en un nuevo paso evolutivo de la humanidad.
En
la naturaleza existen muchos ejemplos de masa crítica, formas en que
las distintas especies se sincronizan más allá del tiempo y la
distancia, lo que demostraría que sí existe un campo de transmisión de
información no local que está actuando permanentemente.
Campo no local de pensamiento.
El
científico Rupert Sheldrake lo ha demostrado en distintos experimentos
de laboratorio, que explican fenómenos como la telepatía animal y el
aprendizaje de destrezas de toda una especie, indistintamente del lugar
donde se encuentren.
La existencia de un campo no local de
pensamiento y de transmisión de información en tiempo real creado por
la naturaleza, indicaría que estamos ante una entidad ingobernable, ya
que un pequeño grupo de personas podrían controlar Internet por
ejemplo, porque ésta depende de nodos o grandes servidores que
controlan a otros más pequeños, pero un campo no local, sería imposible
de gobernar…
Un ser inorgánico no se auto-regula. Carece de
un aparato perceptual que le permita saber lo que sucede en su
medioambiente, y carece de la inteligencia para discernir lo que es
peligroso de lo que le podría beneficiar. Sin embargo el planeta Tierra
ha desarrollado varios sistemas de auto-regulación y demuestra una
impresionante evolución, lo que indica que no solo cuenta con sistemas
sensoriales para “sentir” lo que ocurre en su interior y en el
exterior, sino que también cuenta con una inteligencia y un campo de
transmisión de señales para procesar lo que percibe. Eso solo lo puede
hacer un ser que está vivo.
La biología oficial se resiste a
aceptar la condición de organismo de nuestro planeta, pero es una
ciencia que en muchos aspectos necesita replantearse sus leyes básicas.
La física cuántica ya ha roto varios de los paradigmas de la biología,
pero ésta aún sigue enseñándose en occidente según el pensamiento que
hemos heredado del Imperio Romano. Necesita cambiar, necesita
replantearse varios de sus postulados.
Pero fue justamente
durante el surgimiento de la Iglesia Católica como poder casi absoluto
en el mundo occidental, que toda la sabiduría ancestral sobre los
procesos de la naturaleza, se ha ocultado sistemáticamente en pos de
trasladar el poder que los pueblos le atribuían a los fenómenos
naturales, al ser humano.
Todos nuestros ancestros, de todas
las culturas del planeta, consideraban a la Tierra como a un ser vivo y
la adoraban como a una diosa. Ese poder y adoración fue trasladado por
medio del control social e ideológico a “los representantes de Dios en
la Tierra”, obviamente seres humanos de una élite que gobernaron así a
todos los pueblos. La Inquisición se ocupó de destruir el conocimiento
que se tenía sobre el poder de las plantas medicinales, quemando a las
“brujas” y trasladando así el poder de “curar” de la naturaleza al
humano a través de la medicina.
Con la evolución de la
Noosfera, esta estrategia quedaría disuelta, propiciando una forma de
gobierno, donde el poder sería el que realmente es y siempre ha sido:
el de la naturaleza, por encima de cualquier ambición humana.
Bianca Atwell
revistanamaste.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios son bienvenidos en Sincronicidad Consciente.